Con el alma rota

¡Hola chik@bunes!

¿Cómo les va en estos días lluviosos?

Esta lluvia me recordó la historia de una persona especial. Es de aquellas historias que duelen con sólo escucharlas.


Evelia siempre fue una chica intrépida, osada, resiliente y con un gran anhelo por salir adelante. Desde los doce años comenzó a trabajar para ayudar a mantener a sus hermanos pequeños. Con su familia se fue a vivir a lo que hoy es la Ciudad de México, siendo de las autenticas chilangas al llegar de otro estado a radicar en el D.F. se supo adaptar, hacer amigos y buscar otras alternativas para seguir estudiando y trabajando.

Por los comentarios y los contactos de algunos vecinos de su colonia, fue a solicitar trabajo en el ejército, consiguió trabajo en la cocina. Los horarios de trabajo eran largos, pero la paga le permitía apoyar a su familia y estudiar una carrera técnica sobre Desarrollo de la primera infancia. Evelia estaba contenta porque económicamente ya no se sentía tan presionada.

Un día estando en su guardia de la cocina, conoció al general Guerrero. Era un hombre que de inmediato atrajo la atención de Evelia. Era bien parecido, educado, respetuoso, con autoridad y muy atento con ella.

Evelia tenía 18 años cuando conoció aquel chico que le resultaba bastante atractivo. No era un escuincle más, como los novios de su colonia que había tenido. Cuando lo veía por la cocina, inmediatamente sentía como se sonrojaban sus mejillas, trataba de esquivar su mirada y le sudaban tanto las manos que no dejaba de limpiarlas en su mandil.

Cierto día que no dejaba de llover, Evelia salió de su turno de cocinera y no llevaba ni un paraguas para protegerse de la lluvia, así que corrió hasta el paradero del transporte público. De pronto un carro de lujo se coloco frente a ella y al bajar el vidrio de la ventana, Eve no lo podía creer, era el general que tanto le gustaba.

Le ofreció acercarla a su casa, si gustaba. La chica le agradeció el gesto tan atento y le acepto el ofrecimiento. A partir de ese momento, comenzaron a salir frecuentemente, se avisaban discretamente cuando terminaban sus guardias o se quedaban de ver en lugares del campamento. Evelia se enamoró e idealizó a aquel general que le llevaba casi 10 años.

Un día en la cocina, Evelia comenzó a sentir unos ascos horribles y al ver que se sentía mal, la mandaron al médico. Eve estaba embarazada. Añoraba contarle la noticia a su amado, ya se visualizaba viviendo con él, cansándose, presentándolo a su madre, la casa donde vivirían y hasta el perro que tendrían de mascota. Para una mujer enamorada es fácil crearse una vida en unos minutos.

Eve tuvo a su bebé y aunque la apoyo el general, la vida no resulto ser como ella lo esperaba, rentaban un pequeño departamento y el general por cuestiones de trabajo casi no estaba con ella y ella dejo de trabajar en la cocina.

Un día el bebé estaba muy inquieto e iban casi dos meses que el general no se aparecía por el departamento. Evelia decidió ir a la base militar para buscar a su marido o bueno su concubino porque en realidad nunca se casaron, vivían en unión libre. Al llegar a la entrada de la base, Evelia preguntó por el general Guerrero. - ¿Quién lo busca? Pregunto el soldado que estaba en la puerta. “Dígale que su esposa”. El soldado miro a la mujer y le explico que hace poco el general había traído a su esposa y a sus dos hijas, que no le quisiera tomar el pelo. En seguida salió un carro e iba el general con su familia. Evelia se quedó mirando el carro con su bebé en brazos y muchas lagrimas comenzaron a salir de lo más hondo de su ser, se sentía con el alma rota. Había sido engañada por mucho tiempo, se sentía traicionada y la más tonta de las mujeres.

Se dispuso a ir al departamento, saco sus cosas y decidió no volver a saber nada de aquel varón que tenía un cargo muy alto para lo que realmente era. El general Guerrero la buscó y le pidió mil disculpas, pero el daño ya estaba hecho, le rompieron el corazón a Eve y ella decidió alejarlo de su vida.

Pasaron los años y aquel bebé creció y decidió buscar a su padre. Él lo recibió y lo apoyo económicamente para que terminará sus estudios, lograron tener una buena relación y aunque Eve nuca negó a su hijo la posibilidad de ver a su padre, ella no se interesó en conocer más detalles de su vida, ni de hablarle más que con un saludo cordial.


Comentarios

Publicar un comentario

¿Te resulta interesante lo que ves?
Mucho
Poco
Nada

Entradas populares de este blog

La vida es un albur

El viaje