Entre copas con Lina/ III Desilusión
¡Hola chik@bunes!😏
Espero que les resulte interesante la historia de Lina con sus amigas, recuerden que este relato es con la intención de que sepas que por muy mal que te la estés pasando en los asuntos del corazón, pienses que ya pasará y que como decía el famoso Oscar Wilde “Los corazones están hechos para ser rotos.” No tendría caso una vida en donde todo fuera perfecto, cada momento, cada persona, nos da la oportunidad de aprender algo y de saber que las altas y las bajas son parte de la historia más bella llamada; vida.
III
Desilusión
Después de seguir comunicándonos a
través del correo electrónico y de haber visto al dichoso novio como dos veces
en un mes, me pidió que fuera su novia y por supuesto que acepte. A principios
del mes de septiembre fue a ver a sus familiares y fue a verme. Salimos a
caminar por unas calles y platicábamos de muchos temas, me sentía tonta al
platicar con él, estaba sumergida en la droga del enamoramiento y daba
respuestas vanas y superficiales, no quería alejarlo platicando como un perico.
Al despedirnos me dijo que vendría el 15 de septiembre con sus familiares y me prometió
que nos veríamos esa noche.
Pasaron los quince días, a las ocho de
la noche estaba lista, hasta me había intentado maquillar, sin embargo,
comenzaron a pasar los segundos, los minutos y después ya habían pasado dos
horas. Le mandaba mensajes, pero nunca
respondió y comencé a llorar, estaba plantada, me dejaron como una novia de
rancho y era una expresión literal.
Mi madre me comenzó a animar y me dijo
que a lo mejor no había venido, que era un joven que dependía de sus padres y
que vivía muy lejos que cualquier imprevisto se le pudo haber presentado. Deje
de llorar y me tranquilice. ¡Vamos por pan me decía mi hermana! Y ya saben las
penas con pan son menos así que deje de llorar y decidimos ir por el pan de
feria.
Los puestos de dulces estaban por
doquier, el alboroto de los niños con sus espumas, la preparación del castillo,
la música mexicana animando a la muchedumbre, todo se veía muy alegre. Iba caminando
en medio de mi madre y de mi hermana, cuando de pronto vi a mi amado con otros
muchachos y con una chica a su lado, supuse que era alguien de su familia, quise
saludarlo, pero él me ignoro. Me vio y al verme se volteó y siguió riendo y
abrazando a sus amigas.
¿Han escuchado la canción de cien años?
Esa que dice …
Pasaste
a mi lado
Con gran indiferencia
Tus ojos ni siquiera
Voltearon hacia mí
Te vi
sin que me vieras
Te hablé sin que me oyeras
Y toda mi amargura
Se ahogó dentro de mí
Compositores: Luis Gallego
Sanchez / Luisito Rey
Pues esa noche sentí una inmensa
amargura y tristeza dentro de mí, me sentía insuficiente y hasta horrible,
quizás le había dado pena a Santiago. Intente aguantarme las ganas de llorar en
la calle y saque todas mis lagrimas hasta llegar a la casa. Al día siguiente
por la tarde Santiago comenzó a gritar a fuera de la casa, al salir me dijo que
no podíamos seguir juntos que era por la distancia, yo solo le dije -Sí claro, la
distancia. En el fondo creo que el sabía que me había roto el corazón, me dijo que
era una chica que se merecía lo mejor, que era muy linda y puras tonterías que
están fuera de lugar que te las digan cuando te están cortando, porque siendo honestas
si eres lo mejor entonces ¿por qué te cortan?
- ¿Y fue todo? Preguntó Mili.
Dos años después, Santiago me mandó
un mensaje a mi correo, en donde me explicaba que se sentía muy apenado y que
confiaba en que encontraría lo mejor porque era una gran chica, después de
andar de mujeriego creo que sentó cabeza.
-Lina, sólo eran jóvenes, es normal
que te haya dolido tanto puesto que fue tu primer novio, pero ve el lado
positivo, ahora ya tienes una historia un poco dramática que contar. Las chicas
comenzaron a reír.
Además, mi primer amorío también no
fue tan lindo, exclamo Mili.
Todas voltearon a ver a Mili…
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