Los centenarios escondidos

 Los centenarios escondidos

Había una vez un señor que tenía muchos hijos, los años iban pasando y el otoño a su vida poco a poco iba llegando. 

El padre siempre les decía a sus hijos, que al que fuera buen hijo le diría donde estaban enterrados los centenarios. Todos los hijos trataban de ser hijos obedientes y buenos con la esperanza de que algún día les dijeran el lugar secreto de los centenarios escondidos. 

Un día el hijo menor le dijo a su padre,- Papá dígame, dónde están los centenarios, vamos a sacarlos. 

El padre le preguntó a su hijo -¿Por qué los quieres sacar? El niño le dijo a su padre. -Pues para que lo disfruten mis hermanos y mi mamá para que coman bien y se compren lo que quieran. 

El padre le pidió al infante que trajera la pala y el pico y fueron caminando al monte, después de caminar por media hora, el padre le dijo que empezará a cavar debajo de ese encino y así lo hizo el chamaquito comenzó a picar la tierra, hasta que su padre le dijo. Espera hijo, ya no sigas cavando, que no vez que el azogue de las monedas te puede hacer daño, ¿Y si te enfermas y te mueres? 

-No importa papá, siquiera mi mamá y mis hermanos vivirán mejor. El padre comenzó a reír.

-Eres muy valiente y por valiente de voy a decir la verdad. La verdad es que no tengo nada enterrado, sólo les digo eso a tus hermanos para que se apiaden de mi cuando yo ya este mas viejo, no les vayas a decir mi mentir por favor.  -Te lo prometo le dijo el niño a su padre.

Cuando llegaron a su casa los hermanos, se acercaron discretamente al hermano menor y le preguntaron al niño  donde estaban los centenarios enterrados, y él les contesto. -Es peligroso sacarlo por el azogue, sé en que monte está pero no se bien en que lugar, hasta que mi papá este apunto de morir nos dirá exactamente en que lugar están. 

Mientras el padre vivía todos los hermanos se reunían y acudían a ayudarlo pero cuando murió, descubrieron que no había nada enterrado y se olvidaron de visitarse entre ellos o de ver a su madre. 

Créditos de la imagen a quien corresponda


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